
Puedo escuchar el gemir de tu grito rasgado
en el murmullo de tu soledad,
Puedo imaginarte y acariciarme bañada
por la suave brisa de tu aliento de sal.
Puede el rayo del sol escaparse dentre las nubes
para en tu cuerpo feliz, anidar.
Puedes ser manso o encabritarte en tus olas
y seducir a las piedras
o a las arenas que reciben tu amante lengua voraz.
Puedo perder mi mirada
en la infinita quietud de tu vastedad
o puedo rayar tu horizonte con las alas de mis nereas
y fijar el límite entre mi cielo
y tu lecho,
como aves dispersas
que se sumergen de ensueños en el verde espumoso
de tu inmensidad.
Todo eso podría sentir al instante
en el que tú, sin piedad te alejaras
y yo cerrando los ojos, te vuelva a olvidar.
Kris

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