
Cuando el cielo enmudecido de tristeza
con su corazón lleno de congoja se sincera,
la naturaleza toda se estreme
ante el gélido contacto de sus lágrimas.
Y el alma seca de soledad partida,
se reconoce al fin, alegremente acompañada.
La ciudad en su letargo,
se aturde ante el murmullo de la lluvia...
que incadescente, jovial y estrellada
le canta a la bohemia,
su tímida serenata. Todo parece estar
en calma; la inocencia duerme.
Y mientras la ansiedad descansa,
el pensamiento vuela a reposar en ti.
El tiempo ya no existe cuando la emoción
lo hamaca, siento tu contacto y a él, me abrazo.

El sueño es infinito al calor de tus brazos,
¡la lluvia cae, la noche es larga!
Las pieles se encuentran, se reconocen, se aman,
y el espíritu regocijado de silencios...
sólo escucha el dulce canto de una nana.
Kris

con su corazón lleno de congoja se sincera,
la naturaleza toda se estreme
ante el gélido contacto de sus lágrimas.
Y el alma seca de soledad partida,
se reconoce al fin, alegremente acompañada.
La ciudad en su letargo,
se aturde ante el murmullo de la lluvia...
que incadescente, jovial y estrellada
le canta a la bohemia,
su tímida serenata. Todo parece estar
en calma; la inocencia duerme.
Y mientras la ansiedad descansa,
el pensamiento vuela a reposar en ti.
El tiempo ya no existe cuando la emoción
lo hamaca, siento tu contacto y a él, me abrazo.

El sueño es infinito al calor de tus brazos,
¡la lluvia cae, la noche es larga!
Las pieles se encuentran, se reconocen, se aman,
y el espíritu regocijado de silencios...
sólo escucha el dulce canto de una nana.
Kris
