En tu boca roja y fresca beso, y mi sed no se apaga, que en cada beso quisiera beber entera tu alma. Me he enamorado de ti y es enfermedad tan mala, que ni la muerte la cura, ¡bien lo saben los que aman! Loco me pongo si escucho el ruido de tu charla, y el contacto de tu mano me da la vida y me mata. Yo quisiera ser el aire que toda entera te abraza, yo quisiera ser la sangre que corre por tus entrañas. Son las líneas de tu cuerpo el modelo de mis ansias, el camino de mis besos y el imán de mis miradas. Siento al ceñir tu cintura una duda que me mata que quisiera en un abrazo todo tu cuerpo y tu alma. Estoy enfermo de ti, de curar no hay esperanza, que en la sed de este amor loco tu eres mi sed y mi agua. Maldita sea la hora en que contemplé tu cara, en que vi tus ojos negros y besé tus labios grana. Maldita sea la sed y maldita sea el agua, maldito sea el veneno que envenena y que no mata. En tu boca roja y fresca beso, y mi sed no se apaga, que en cada beso quisiera beber entera tu alma.
MANUEL MACHADO
MUCHAS GRACIAS POR TU COMENTARIO!
Esa mujer... soy yo!
Deslúmbrada te miro desde la caída del tiempo, Y soy ciprés de tu sombra guardada, burbuja soy, de esa cascada de ideas... agua que arrastra la corriente, murmullo lejano disparando sensaciones que estrellan la piedra y se hacen paso torciendo el curso, buscando del llano, el ansiado remanso.
Así te dibujo.. niña, de los ojos claros, tumultuosa, paciente, fogosa, constante y ansiosa. Buscando tu mundo, febril te deslizas por abismos profundos cañadas soleadas, cornisas de lágrimas, suspiros ingenuos soplados al viento. Nada te detiene, feroz tu simiente te arroja a los límites, desde donde quemarás o cruzarás los puentes.
Si! te veo pasar y me admiro. ¿Eres tú, aquella misma mujer? La del ayer sin sombras, la niña princesa gitana que a su príncipe enamoró aquella noche de Luna embrujada? ¿Si eres tú?... ¡Cántame! dime que no ha sido nada, que nada perturba tu esencia, que no pudieron las tormentas ni los arrabales deshojar tu piel, ni arrancar del alma, la pureza de tus vivencias.
¡Díme que eres tú, la misma que eras! ¡La que yo conocí! La niña que quería crecer y ser al instante mujer. La que de sueños locos, su fantasía pobló y en sus cielos azules con crayones... color ilusión, sus ansias bordó. Si! díme por favor, que eres tú, la que mi memoria en goce, nombra, la que no quiere morir, la que se atreve a luchar y a sentir lo que es amar.
La que no quiere dejarse llevar, la que al caer, se levanta, transida, pero con vida y ganas de volver a empezar. La que a su almita de niña no quiere dejar. La que de recuerdos llora, y a la vez, sonríe cuando presurosa, por su cauce se la ve pasar. La que se afirma torrentosa en la piedra y en cascada libre, clama..¡Aquí estoy! ¡Si, esa mujer..soy yo!