Esa casa de alero a dos aguas,
tantas veces inundada
con la lluvia en terraplén.
Patio de la higuera solitaria,
donde siempre reposaba
la maceta, el aljibe y el olor a querosene.
Mundo de otras épocas,
historias en relieve de un cuadro descolgado
en la nostalgia del ayer.
Carruajes y oropeles
de una cultura distinguida, envuelta en ademanes,
oscura de placer...
Estampa que brilla a la luz...
del céfiro adoquín mojado por la lluvia
de una noche de abril.
Tu recuerdo yace inmanente
a través de una figura,
un sombrero, una polaina, un bastón o el carmesí..
de ese rouge tan insunuante,
provocativo, delator
que me habla de un pudor de caripela...
de un lenguaje florido disfrazado
de pureza y de candor.
De Serenatas a la luz de la vela, de un balcón y la ilusión.
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